Yo y Haruka llevamos casados tres años. Últimamente, ella ha estado intentando ponerse algunas prendas de ropa que solía usar, pero ahora le quedan ajustadas. Así que quiere que yo la acompañe al gimnasio para recuperar su figura de antes. Realmente no me gusta nada hacer ejercicio. Al principio, la consentí, y logré ejercitarme durante una semana, pero no pude continuar y me rendí. Solo quedó ella entrenando con un entrenador alto, musculoso y muy elocuente. Yo siento que la distancia entre ellos se está acortando cada vez más, y esos pensamientos incesantes de que él está durmiendo con mi esposa aparecen continuamente en mi mente. Decidí comprar una grabadora y meterla en el bolso de mi esposa. Esa noche, cuando ella llegó a casa y entró al baño, saqué la grabadora para revisarla. Y luego descubrí la verdad....
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