Después de la última cena de fin de año de la empresa, un poco embriagado, empecé a recordar a esa chica con la que estoy acostumbrado. No la he visto en toda la semana, así que saqué mi teléfono y le envié un mensaje diciendo que llegaría en 30 minutos. La conocí hace un año mientras estaba de fiesta, y su carácter dulce y su esfuerzo me conmovieron. Desde entonces, cada vez que tengo ganas, solo voy con ella, la chica del oeste. Tal vez no tengamos ningún sentimiento más allá de ser compañeros de cama cada vez que tenemos deseos.
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