Estas vacaciones de verano pude participar en una sesión de campamento con mis madres adoptivas en el vecindario. Todas ellas van vestidas de forma muy chula y sexy. Algunos llevaban pantalones cortos tan cortos que dejaban al descubierto sus glúteos regordetes, mientras que otros no llevaban ropa interior, por lo que sus pezones quedaban sobre el camisón fino y pegajoso, que parecía muy estimulante. Aunque son mayores, porque saben cómo cuidar su cuerpo y embellecerse regularmente, todas son muy jóvenes y tienen el mismo encanto que las chicas de veinte años. Es cierto que cuanto más bella es una mujer, más lasciva, y mis madres adoptivas no son una excepción. Siempre estaban tratando de encontrar formas de despertar la lujuria en el cuerpo de un joven como yo, parecía que todos tenían el deseo de la primavera en la cama, algo que los esposos no podían traer. Y yo fui la solución más práctica en este viaje de campamento, secretamente ayudé a cada persona a satisfacer sus necesidades sexuales.
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