Yo estudiaba en una universidad de Tokio y, como mi familia no era acomodada, conseguí un trabajo a tiempo parcial en una pequeña tienda para llegar a fin de mes y, en parte, ayudar a mis padres en el campo. Pero las cosas no son tan favorables, siempre hay muchos tipos de personas en la sociedad y las más aterradoras para mí son las personas lascivas y pervertidas. Irónicamente, este tipo de persona apareció justo donde yo trabajaba, era el gerente. Durante una de sus ausencias, cometió un acto depravado contra mí. Me arrastró hasta el almacén, amenazándome con que no me resistiera o que me despidiera de inmediato, le rogué pero le pareció inútil a este guardián de bestias. He perdido la pureza de una niña.