Sari vive con su madre. Su madre está angustiada por la deuda que su padre dejó después de que él desapareciera. Sari quiere ayudar con los gastos y el propietario, responsable de prestar, decide pagarle para que trabaje como sirvienta en la casa. El propietario se aprovecha de su compromiso para hacer lo que quiera y de su vergüenza por la deuda para hacerle algunas peticiones indecentes. Sari, a regañadientes, tiene que darle ciertas caricias, le da en el pecho, y hasta le deja que termine dentro de ella. Al final, se resigna a una vida de sexo incesante con el propietario.
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