Vivir con mi esposo y mi suegro, que era farmacéutico... me hacía sentir feliz. Un día, cuando mi esposo fue ingresado en el hospital para un chequeo y se ausentó una semana, vi un lado que mi suegro no conocía... Tomé una taza de té que me ofrecieron... mi cuerpo se volvió ardiente... lo que recuerdo en mi conciencia es el beso ardiente de mi suegro... Me di cuenta de que había sido atrapada en el Kimekis de mi suegro...
Deja un comentario