La miré sorprendida, aunque ella era profesora. Después, pude haberme dado cuenta de él de manera inconsciente. Sus sentimientos no cambiaron con el paso del tiempo, y su presencia en mí era cada vez más intensa. Luego, un día, de camino a casa, fue atrapado por una mirada directa y se olvidó de que era un profesor. Cuanto más pensaba que eso era algo bueno, más me hundía en un grave error con él.
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