Un día de verano volví al pueblo en casa de mis abuelos. Allí volví a encontrarme con… Yume, mi amigo de la infancia. La amabilidad no ha cambiado desde entonces… Lo que ha cambiado es el pecho. “Ya no soy yo.” Toqué mis grandes pechos cuando me invitaron, y me sentí confundido con mi cuerpo… Nos relacionábamos día tras día. Nos deseábamos como monos.
Deja un comentario