La entrega de un gorro es fisiológicamente imposible. Un hombre con un afrodisíaco y una mujer casada y ordenada se convierte en una mujer grosera que solo piensa en el pene. ● ¡Transformación! Ahora no tengo marido, deseo sexual que solo puedo liberar mediante la masturbación. Una mujer casada pierde la razón cuando aparece un hombre que no le gusta morir, desea un gallo, impaciente, es llevado adentro y es el calamar. Con los ojos desenfocados, la saliva goteando y las caderas girando continuamente como una marioneta sexual.
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