Recordando hace más de diez años, no asistí a la ceremonia de graduación universitaria, sin esperanzas, solo preocupándome por una vida oscura. Vagaba solo por las calles, viviendo sin saber qué era la alegría día tras día, y tampoco conocía el sabor de las chicas. Pero luego, ese día, conocí a una mujer, era mi prima
Unpai, y la aguja del reloj del destino comenzó a girar. Ese momento de 'suerte descompuesta' cambió mi vida de manera espectacular!
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