Ichiro, el hijo de mi esposo, ha dejado la universidad. Al principio, cuando nos casamos, teníamos una buena relación, pero después de un año, ni siquiera me hablaban. Pero la razón es por mí. Para ser honesta, Ichiro parece no haber podido estudiar porque mis pechos de copa K parecen estar aún en su mente. Me siento compasiva por Ichiro y decidí concederle su deseo...
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