Pensé que era lo peor ir a un viaje de negocios con un gerente de departamento que odiaba tanto, ¡pero no! El cliente nos invitó a comer, así que ambos perdimos el tren de regreso a Tokio. Los dos tuvieron que quedarse temporalmente en una habitación sin aire acondicionado. A pesar de que no quería, tuve que dormir en la misma habitación con este gerente durante el resto de la noche. Empezó a drogarme y a violarme. Usó las fotos de su sexo conmigo para amenazarme, haciendo que le sirviera. Aunque estaba muy humillada y lo odiaba, los placeres felices que me traía me hacían llegar al orgasmo una y otra vez...
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