Akari y su novio estaban muy emocionados cuando se mudaron a su nueva casa. El alquiler era barato, pero tenía algunas condiciones especiales. El propietario que vive en la habitación contigua tiene un agujero de mirón por el que puede espiarlos. Él los vigila continuamente. Un día, usó el agujero de mirón y vio a Akari masturbándose. La grabó y utilizó eso como una extorsión para obligarla a cumplir con sus demandas.
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