De regreso a casa de la escuela, la estudiante Arisu se encontró con un oso de peluche abandonado al lado del camino. Ella lo llevó a su casa con la esperanza de cuidar de él. La ingenua estudiante no sabía que había llevado a casa a un pervertido.
Cuando la madre de Arisu estaba presente, el oso era solo un juguete inanimado, pero cuando estaban solos, él mostraba su faceta depravada y sexual. Arisu no se resistía, sino que se deleitaba con las hábiles habilidades y su "arma larga" del oso de peluche.
Los dos se entregaron a sus encuentros secretos hasta que un día la madre descubrió la verdad: el juguete que su hija había traído a casa era un hombre enfermo. Inmediatamente, él huyó. Arisu, al volver de la escuela y enterarse, quedó aturdida, recordando solo los inolvidables momentos con su "oso".
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