Manami Ueno a menudo tiene la costumbre de sacar la basura todas las mañanas, no será nada si no se viste para revelar sus pechos blancos y redondos para que el vecino se dé cuenta. Para no perder la oportunidad de que el vecino corriera a llamar a la puerta de la habitación de Ueno tan pronto como ella entró por primera vez a la casa, inmediatamente después de eso la empujó y la besó, tanteando todo su cuerpo, al principio Ueno todavía negaba con la cabeza, pero luego las hábiles manos del vecino enganchando constantemente el cangrejo y dando forma a la toronja la enamoraron y aceptaron Hazle el amor.
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