El esposo, desempleado debido a la recesión económica, consiguió trabajo nuevamente en una empresa vinculada con el extranjero que él había fundado. Marina estaba preocupada por el hecho de que su esposo tuviera que lidiar con un trabajo desconocido, pero gracias al apoyo atento de su jefe Johnny, ella poco a poco se fue familiarizando con la empresa. Un día, fui invitada a cenar a casa con sentimientos de gratitud hacia Johnny. Allí, Marina vio, por casualidad, la brillante cámara de película de Johnny, que era mucho más grande que la de su esposo.
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