Sora, quien siente que sus límites de paciencia con el ruido de los vecinos se han agotado, decidió quejarse sola, pero eso fue el comienzo de una pesadilla. Su enorme busto, visible incluso con ropa, y su apariencia ligera han convertido la sombra maloliente de su vecina en un monstruo de deseo sexual. Encerrada en un cuarto de basura, cada día recibe medicamentos afrodisíacos... ¡La cantidad de basura, la cantidad de medicamentos afrodisíacos y la cantidad de placer aumentan día tras día! El espíritu de Sora está agotado, su orgullo y rebeldía han tocado fondo. Sora, quien ha sido entrenada, babea y gotea jugo de amor cada día, continúa mamando y se convierte en prisionera del hedor y del grifo!
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