La vecina Nene Tanaka, aunque ya estaba casada, a menudo coqueteaba con el vecino de al lado, también porque su esposo no tenía la virilidad suficiente para satisfacerla. Ella siempre se vestía de manera provocativa para mostrar sus voluptuosos senos. Todos los días eran así, lo que hacía que el vecino no pudiera dejar de pensar en ella, así que un día él encontró una excusa para entrar en su casa y ese mismo día ambos pudieron tener relaciones sexuales y disfrutarlo mucho.