Sumire se casa con Kenji, un oficinista. Aunque no son ricos, la vida actual de Sumire es muy feliz. Un día, Kenji invita al jefe Matsumoto a su casa, pero al ver al jefe de su esposo, Sumire queda extremadamente aterrorizada. Resulta que anteriormente Sumire había sido amante de Matsumoto, quien a menudo le daba drogas para estimularla. Aunque al principio le gustaba, él siempre la consideró solo como una amante, por lo que Sumire se alejó. Hoy, al encontrarse de nuevo, él aparenta no conocerla. Mientras están bebiendo, Matsumoto disimuladamente le echa droga en la bebida de Sumire y somníferos en la de Kenji. Bajo los efectos del somnífero, Kenji se queda dormido sobre la mesa, mientras Sumire empieza a perder el control, su mente es dominada por el deseo, y los recuerdos sexuales del pasado empiezan a volver...